El perfume aumenta el atractivo y la sensualidad. Ahora está de moda incluir en su fórmula ingredientes dulces, golosos y chispeantes que multiplican los deseos de besar y acariciar.
El amor entra por la nariz
Así, unas gotas del aroma favorito detrás de las orejas, de las rodillas y de los codos, en un ambiente íntimo, decorado con la cálida luz de la velas y bajo los acordes de música romántica, son el desencadenante perfecto para los juegos eróticos entre la pareja.
La mayoría de los perfumes incluyen notas sensuales naturales, sin embargo, otros optan por añadir en su fórmulas feromonas sintéticas que multiplican los deseos de acariciar, besar y practicar el sexo en un porcentaje muy alto.
Las feromonas, también llamadas hormonas del deseo, son sustancias químicas que segrega el organismo a través de las glándulas sudoríparas, el órgano reproductivo y los folículos donde crece el vello para facilitar la relación entre el hombre y la mujer.
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