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"PERFUMERIA KYD19": "OLORES, PERFUMES Y AROMAS"

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miércoles, 16 de julio de 2008

"OLORES, PERFUMES Y AROMAS"

Habitualmente, consideramos como verdadero aquello que podemos ver, sentir y tocar… pero un poco más relegado tenemos aquello que podemos oler.

No nos damos cuenta de la interferencia inconsciente que pueden producir los olores en nuestro sistema nervioso, en nuestra percepción de la realidad y en nuestra visión de las cosas.

Ya Patrick Süskind lo demostraba en su magistral novela “El Perfume” donde casi podemos percibir los aromas que nos detalla su intrigante trama.

Cuando sentimos, asociamos esos sentimientos a las percepciones visuales, táctiles y por supuesto, olfativas. Qué mejor olor que aquel que nos evoca nuestra infancia, aquella parte de nuestra vida más libre de preocupaciones y más receptiva a cualquier tipo de sensación. El mundo ha cambiado; la polución, la contaminación, el aumento de la población y otra gran cantidad de factores han hecho que nuestro aire huela diferente. En el aire que respiramos se entremezclan el oxígeno y el nitrógeno con otro tipo de gases que son contaminantes: monóxido de hidrógeno, ozono, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, amoníaco y monóxido de carbono. Además, podemos encontrar agua en suspensión y gran cantidad de polvo atmosférico, que está compuesto por humo, sal, arena fina, cenizas, esporas, polen y microorganismos. Las proporciones de todas estas sustancias hacen que nuestro aire sea más o menos puro y que los olores que percibimos sean diferentes unos de otros.

El ser humano está carente de la receptividad olfativa que tienen numerosas especies animales. Esto es debido al número de receptores olfativos que tenemos en nuestras narices. Mientras que el perro tiene 220 millones de células olfativas, el ser humano tiene solamente 5 millones. A pesar de ello, el sentido del olfato es el más sensible de nuestros sentidos (unas 10.000 veces más sensible) y por ello, percibimos los olores inmediatamente.

Los olores tienen más importancia de la que habitualmente le damos. Aunque pensamos que perder el sentido del olfato no sería tan grave como perder cualquier otro, también puede afectar a nuestra vida. Los olores se detectan en muchos casos inconscientemente. Tengamos en cuenta que uno de los grandes placeres de esta vida como es comer, se convertiría simplemente en la satisfacción de una necesidad primaria si no tuviésemos el añadido que nos aportan los aromas de los alimentos. Nuestras papilas gustativas sólo son capaces de distinguir cuatro sabores básicos: dulce, salado, amargo y ácido. Sin embargo, nuestra nariz percibe los olores de los alimentos que contribuyen a satisfacernos a la hora de comer. Y para poner un ejemplo, recordemos que cuando estamos resfriados (y nos falla el sentido olfativo) decimos que la comida no nos sabe a nada y se nos reduce el apetito.

Otra característica importante que tienen los olores es la aceptación o rechazo que ellos nos producen. Los olores pueden avisarnos de algún peligro, como puede ser la presencia de fuego o de un gas tóxico. También pueden indicarnos que los alimentos se encuentran en mal estado, por la liberación de sulfuro de hidrógeno (olor a huevos podridos).

También afectan a nuestro estado de ánimo, produciendo reacciones diferentes. De esto se aprovecha la llamada aromaterapia, cada día más en auge entre las terapias de relajación. También los japoneses han aprovechado los beneficios de determinados olores para incluirlos en sus aparatos de aire acondicionado y motivar una mayor actividad en el trabajo.

Cada persona tiene su propio olor corporal, que se cree que viene determinado por los genes, los cuales van a determinar qué bacterias van a transformar el sebo de las glándulas sebáceas en ácidos grasos, determinando así sus características olorosas.

Estos olores está demostrado que influyen inconscientemente en las personas que los perciben, sobre todo, si son del sexo contrario.

Hay estudios recientes que defienden la existencia de feromonas (la hormona sexual) en el ser humano. Se ha comprobado como los ciclos menstruales de mujeres que pasan mucho tiempo del día juntas se van sincronizando debido a la secreción de algunos compuestos químicos provenientes de las axilas de las mujeres y que son capaces de acelerar o retardar la ovulación.

Si esto es cierto, probablemente los hombres también fabriquen sus propias feromonas y podríamos entender por qué a veces nos sentimos atraídos hacia alguien sin ninguna explicación lógica, o por qué rechazamos a alguien que físicamente e intelectualmente nos atrae argumentando que no hay química.

Y tú… ¿a que hueles?

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